Ha iniciado la era Trump
para los Estados Unidos de América y el mundo. Sin lugar a dudas, el
multimillonario empresario llegó a la Casa Blanca con un discurso centrado en
el bienestar y progreso del pueblo norteamericano, con el principal propósito
de consolidar nuevamente a los Estados Unidos como potencia mundial.
Y no es para menos, el
legado internacional de Obama deja mucho que desear, principalmente para
quienes creemos en la libertad, el orden y la democracia en nuestros pueblos.
Obama, se alejó de aliados históricos como Inglaterra e Israel para buscar
alianzas con gobiernos dictatoriales como el cubano y como consecuencia Estados
Unidos dejó de tener un papel protagónico en el orden mundial y perdió el
respeto que se le tenía internacionalmente ante la benevolencia con las
tiranías.
Aunque aún existen dudas
sobre el enfoque que le dará Donald Trump a la política internacional, lo que
sí se puede asegurar es que la lucha contra el terrorismo, las tiranías y las
drogas será frontal. Además, ya ha expresado su Secretario de Estado, Rex
Tillerson, la búsqueda decidida para la transición a la democracia en
Venezuela; algo que repercute directamente a Colombia y a las Farc, grupo narco
terrorista aliado con la dictadura de Maduro.
El cartel de drogas más
grande del mundo, debe tener enormes preocupaciones por la llegada de Trump a
Washington, más aún con los últimos reportes de La
Oficina de la Casa Blanca de la Política Nacional para el Control de Drogas, donde se
evidencia un significativo aumento de los cultivos de cocaína en nuestro país,
superando la línea de doscientas mil hectáreas (record histórico) y la
consideración del narcotráfico como conexo al delito político, derivado precisamente
del mal acuerdo firmado por Juan Manuel Santos y las Farc.
Adicionalmente, Estados
Unidos revisará con detenimiento la justicia paralela procedente de los
acuerdos con las Farc, donde responsables de crímenes de lesa humanidad
recibirán impunidad total. Este grupo de criminales que hoy son pedidos en
extradición por la justicia norteamericana por delitos atroces, no pagarían un
solo día de cárcel y podrían acceder a cargos públicos, algo que un presidente
con mano dura como Donald Trump no lo verá con buenos ojos.
Las relaciones entre
Colombia y Estados Unidos tendrán que avanzar con una diplomacia responsable y
sincera. Dejando atrás precisamente las artimañas a las que nos tiene
acostumbrado Santos al tener un discurso internacional diferente a lo que dice
y pasa realmente en el país.
Es por ello que es
responsabilidad de los líderes democráticos que tiene Colombia y los que
vivimos en Estados Unidos, recordarle al gobierno de Donald Trump que nuestro
país votó mayoritariamente por el NO en el plebiscito el pasado 2 de octubre en
contra de un mal acuerdo, y que lo firmado 40 días después no incluyó los
cambios de fondo que exigió el pueblo, además, señalar que Colombia está en una
crisis política, social y económica debido a un corrupto gobierno de Juan
Manuel Santos.
Con la llegada de Donald
Trump al poder el nuevo orden mundial cambió drásticamente, es tiempo de
alianzas entre gobiernos democráticos, que respetan los Derechos Humanos, la
libertad y la justicia. Colombia, bajo el gobierno Santos, tiene serias
dificultades para afianzar esa cooperación con los Estados Unidos. Sin embargo,
nuestro país tiene la oportunidad histórica de que el péndulo vuelva a girar a
la derecha y la subida certera al poder en el 2018 del Centro Democrático permita
volver gozar una democracia admirada, una economía prospera, una confianza
internacional sólida y un respeto impecable de la justicia.
Esta es la única forma que
Donald Trump y los Estados Unidos vuelvan a tener confianza con su aliado histórico
del continente.
Publicado en La Tribuna Col-US - Enero 30, 2017
http://latribunacolus.com/opinion-1/colombia-y-la-era-trump/
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