Las relaciones diplomáticas de los estados
latinoamericanos han estado marcadas por sus políticas cambiantes y
reaccionarias a realidades de cada gobierno de turno. Colombia ha sido un
ejemplo de dinamismo político internacional, donde la diplomacia se ha enfocado
en interés políticos partidistas y no necesariamente en los intereses
nacionales. Es por ello, que la gran potencia mundial nos reconoce como su
importante aliado de la región, pero realmente pocas veces hemos tenido peso en
posiciones políticas mundiales de gran trascendencia.
Colombia tuvo una exitosa década donde el
Presidente Álvaro Uribe Vélez estrechó lazos con los Estados Unidos; las
relaciones entre los dos países iban más allá del tema de narcóticos y guerra
contra el terrorismo, se avanzó de manera importante en los temas de
intercambio comercial, cultural y educativo, pero también se afianzó en la
defensa de los valores democráticos, los derechos humanos y la democracia.
Hoy por el contrario el escenario de Colombia
con sus relaciones internacionales es muy preocupante. Tras la más reciente
visita del Presidente Santos a su homólogo de los Estados Unidos, Donald Trump,
se notó un cambio sustancial en la política de los Estados Unidos a Colombia.
Se ha retrocedido y da la sensación de que la agenda entre los dos países está
marcada únicamente en el tema de la lucha contra el narcotráfico, esto debido
al desastroso resultado del gobierno de Santos en la lucha contra las drogas,
donde se calcula que hoy existen más de 200.000 hectáreas sembradas de cocaína
en el país contrastadas con las 48.000 en el año 2012.
Adicionalmente, la posición de los Estados
Unidos en contra de la dictadura de Nicolas Maduro y el esfuerzo enorme para
luchar contra el terrorismo y las drogas en todo el mundo, marca una distancia
notable entre posiciones políticas de Santos y Trump. Generando un enorme
desafío para Santos pues ha sido evidente el apoyo y complicidad de él con
Maduro y su responsabilidad en el
proceso de impunidad con las Farc.
Aunque cualquier país del mundo apoyaría una
iniciativa de paz en países donde existan conflictos, y los Estados Unidos con
la administración de Obama apoyaba los diálogos de Cuba entre las Farc y
Santos; Trump está conociendo a fondo el acuerdo, el cual fue rechazado por el
pueblo colombiano, pero el gobierno Santos lo está implementando de manera
ilegal, pisoteando la Constitución Política. Esto hará sin duda, que la
posición de los Estados Unidos sea más dura y compleja para Colombia.
e
Las relaciones entre ambos países deberían
estar marcadas bajo una política amigable, donde las prioridades deben ser la
cooperación comercial, la promoción de la justicia y la democracia. No debe
caber la menor duda que los Estados Unidos serán exigentes con el gobierno
colombiano en el obligatorio cumplimiento de justicia a los narco terroristas
de las Farc, quienes hoy controlan el negocio de las drogas y han derramado
tanta sangre. La preocupación está en la posición tomará Juan Manuel Santos su
último año de gobierno tras siete largos años de apoyo a gobiernos socialistas
de la región y un notorio alejamiento al gran aliado histórico, los Estados
Unidos de América.
Publicado en El Heraldo de España - Junio 1, 2017