Colombia siempre
ha sido un país orgulloso de su sólida democracia, somos llamados la
“democracia más antigua del continente” y siempre se ha mantenido un respeto
entre las diferentes ramas del poder. Sin embargo, Colombia hoy está perdiendo
los valores fundamentales de la democracia y estamos corriendo el riesgo de
llegar a ser un Estado Fallido, manejado por aquellos que no entienden de democracia,
no se comprometen con ella y nunca han luchado por mantenerla: los terroristas
de las FARC y su élite política cómplice.
Los colombianos
nos hemos mantenido activos en cada una de las elecciones durante las últimas
décadas, hemos elegido candidatos que se han comprometido por trabajar por el
bien del país y otros candidatos que han sido elegidos o por cargar ataúdes o
por astutas maniobras en sus campañas. Hoy, después de dos años de las
elecciones presidenciales y del Congreso, estamos siendo gobernados por personajes
que defendían y prometían continuar una plataforma política que hoy ha sido
abandonada, engañando al electorado, a la Patria y a un de los principios
fundamentales de la democracia y de la vida; la verdad. Podemos seguir teniendo
elecciones como Venezuela, Ecuador y otros países que hablan de democracia pero
no que resiste ningún análisis. Si el electorado sigue siendo engañado por sus
gobernantes, se irán poco a poco desapareciendo los valores democráticos.
Adicionalmente,
la libertad de prensa está siendo grotescamente manipulada con pautas publicitarias
estatales, impidiendo desarrollar su papel fundamental que es decir la verdad y
el derecho ineludible de ser bien informados. Hoy los colombianos somos
sometidos a una selección minuciosa de noticias donde nos quieren vender una
realidad totalmente diferente a la que vivimos. En caso de que se hable de
forma crítica al gobierno, éste no duda en mandar “emisarios de buena voluntad”
(Caso concreto el periódico El Colombiano)
para silenciar las validas y necesarias críticas. Un parecido más a Venezuela y
Ecuador, países que sacan pecho hablando de democracia mientras su presidente
cierra y demanda a los medios de comunicación que critican su equivocaciones y
desafuero. Una prensa libre genera valores democráticos mientras se mantenga la
imparcialidad, prudencia, veracidad y
responsabilidad en su información.
La llamada
Justicia transicional carece de principios fundamentales y está cohesionada en
ser selectiva y en contaminarse de corrupción y maldad creando un problema
mayor para Colombia. Para nadie es un secreto que la justicia en Colombia ha
cohabitado con el narcotráfico y el terrorismo que la infiltró debilitándola
profundamente. Muchos procesos judiciales de personajes públicos se han
convertido en una oportunidad para los criminales de vengarse de quienes han sido sus mayores
luchadores de forma democrática. Casos como el de Andrés Felipe Arias, Coronel
Plazas Vega, Bernardo Moreno, Luis Carlos Restrepo, General Uscategui y miles
de militares están siendo vulnerados por falsos testimonios, venganzas
personales o calumnias de aquellos que fueron por ellos combatidos por atentar
contra el país. La justicia está al servicio de los delincuentes que encuentran
en ella una forma más de combinar todas sus formas de lucha.
Siendo tan
incontrovertibles los señalamientos como el deterioro de la libertad de prensa,
el transfuguismo político de hacerse elegir con unos planteamientos y gobernar
con otros, y un deterioro alarmante de una justicia selectiva; las nuevas
generaciones de colombianos debemos entender la importancia de los valores
democráticos en nuestra nación. Comprometámonos todos los colombianos a
defender las instituciones, respaldando las Fuerzas Militares de Colombia, a
participar activamente en la democracia, a buscar y defender la verdad. Es
nuestra responsabilidad mantener los valores con respeto, convicción y
tolerancia para poder defender desde cualquier lugar los intereses de la
Patria. Exijamos a políticos a poner en practica las palabras de Winston
Churchill: “Un político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en
las próximas generaciones, no en las próximas elecciones".
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuy buen artículo. Aunque personalmente he llegado a creer en ocasiones que por lo que atraviesa Colombia actualmente, es una etapa muy dura de cualquier país cuando es tercermundista, antes de poder madurar y ocupar un lugar relevante entre las naciones, pues es un país que basicamente no está educado y cuya opinión y acción electoral es muy fácil de comprar. No quiero decir con esto que nos quedemos muy tranquilos dejando que pase lo que vaya a pasar, por el contrario los ciudadanos debemos estar alertas, ser cautos en nuestras decisiones, y buscar el bienestar no propio, sino nacional. Gracias por el artículo Juan David.
ResponderEliminarJose Raul Bernal
Creo que en lus ultimos 12 años no se ha respetado la vida. Espacios democraticos no han existido. ¿Libertad de prensa?. Y cuales ramas del poder respetaba el señor Uribe durante un gobierno ilegal.
ResponderEliminar@maoetb