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lunes, 31 de julio de 2017

En Colombia se Acabaron las Instituciones



Colombia atraviesa una crisis sin precedentes debido al mal manejo que el gobierno de Juan Manuel Santos le ha dado a la nación. Los peligrosos acuerdos pactados con los terroristas de las Farc, la crisis de la salud, el debilitamiento de la economía, la informalidad en los puestos de trabajo, el aumento de cultivos de coca y el incremento de la extorsión han generado un desanimo general en la sociedad y sobre todo una desconfianza de la población con las instituciones de nuestro país. Las instituciones han sido históricamente sólidas y hoy se encuentran con los peores indicadores de aprobación.

La rama judicial de Colombia no funciona. Los procesos legales duran una eternidad, periódicamente los jueces entran en paros, la corrupción deambula en los pasillos de los juzgados y los magistrados de las altas cortes fallan alejados del marco jurídico y apegados a un sectarismo político. La justicia politizada en Colombia debilita seriamente el funcionamiento de la democracia, la libertad y del derecho a ejercer la oposición democrática.

De igual manera, el poder legislativo ha estado cooptado los últimos 7 años por un gobierno tramposo y corrupto, llevando a cabo la aprobación de leyes y actos legislativos que deshonran la Constitución Política de nuestro país. La gran mayoría de congresistas han recibido la famosa mermelada, que no es más que dinero corrupto por parte del gobierno nacional para la aprobación de leyes que envía el ejecutivo. Las funciones del Congreso hoy son manejadas cien por ciento por los caprichos del Presidente y las Farc debido a la ley habilitante llamada Fast-Trak, convirtiéndose en un simple notario sin posibilidad de modificar o rechazar proyectos de ley.

La prensa, llamado el cuarto poder, está totalmente parcializada debido a los millonarios contratos publicitarios que el gobierno nacional destina mensualmente a los grandes medios y periodistas; pauta que incluye libretos prefabricados y montajes malintencionados en contra de la oposición.

Lastimosamente las Fuerzas Militares, la institución más querida por los colombianos, está totalmente desanimada y humillada después de que el gobierno Santos las equiparó con los narco terroristas de las Farc. Incluso hoy, más de 2500 militares se encuentran privados de la libertad sin que se les resuelva su proceso jurídico, esto es una bofetada para quienes honrosamente han cargado el uniforme militar para defender nuestra Patria y sus instituciones.

Finalmente, el poder ejecutivo controlado por Juan Manuel Santos, cada día tiene más acciones con tinte dictatorial que perjudica gravemente la democracia. Desconocer el resultado del plebiscito del año pasado, corromper a los demás poderes y montar un discurso internacional totalmente falso a la realidad nacional, nos ha llevado a tener un presidente en que el pueblo colombiano no cree y no representa los valores por los que algún momento se hizo elegir.

Consecuencia de la desinstitucionalización de todas las ramas del poder, la democracia colombiana está al borde del abismo. No en vano el pueblo está desesperado pidiendo a gritos un cambio para elegir en las próximas elecciones a una nueva clase política preparada, honorable y con compromiso de Patria.



Publicado en: 
Minuto 30 - Julio 28, 2017 

El Heraldo de España - Agosto 1, 2017




viernes, 7 de julio de 2017

Colombia Define Su Futuro

Colombia está atravesando quizá uno de los momentos más inciertos jamás recordados. No sólo por el nefasto acuerdo del Presidente Santos y el grupo narcoterrorista de las Farc; sino también por la realidad económica, social y política de toda la nación. El país perdió completamente su norte, no tiene un comandante en jefe que lo guíe hacia la prosperidad, se acerca cada vez más a un modelo peligroso como el venezolano y los ciudadanos aturdidos con tantos problemas están perdiendo completamente la esperanza.

Juan Manuel Santos, según la última medición de la encuestadora Yanhaas tiene 12% de aprobación, mínimo histórico y la más baja del continente. La desconexión del Premio Nobel con la población es descomunal. Su vanidad lo ha llevado a olvidarse por completo de los millones de ciudadanos que trabajan honradamente día a día, mientras dedica su tiempo únicamente para complacer al grupo narcoterrorista de las Farc y a perseguir a la oposición democrática con infamias judiciales.

A esta crisis se le suman problemas como el aumento de cultivos ilícitos y la extorsión, la informalidad laboral, dificultades en materia de educación y salud, falta de inversión, bajo crecimiento económico, y actos terroristas en la capital del país. ¡Santos está permitiendo que Colombia se caiga a pedazos!

A pesar de esto, no todo está perdido, con gran fortuna nuestro país cuenta con líderes de gran talante democrático que quieren salvar la nación, llevarla por un camino de legalidad y prosperidad, donde los ciudadanos vuelven a creer en sus instituciones y en el país. Se debe reconocer públicamente el patriotismo de Álvaro Uribe Vélez, quien ha dedicado sus días a protestar categóricamente contra los desmanes del Presidente Santos, pero también a plantear propuestas para tener una Colombia distinta, la que la gran mayoría de nosotros soñamos.

La esperanza está depositada en la gran coalición que lideran los expresidentes Uribe y Pastrana, donde se definirá el candidato único a la Presidencia que lleve al país una propuesta concreta para la modificación de los acuerdos con las Farc, y un plan de gobierno que haga que Colombia vuelva a caminar por el camino del éxito, tal como lo hizo durante el gobierno de la Seguridad Democrática (2002-2010).

Se espera un candidato que interprete los deseos e intereses de la mayoría de los connacionales, pero sobretodo que gobierne a favor de todos. Un próximo presidente que haga que en nuestro país reine el imperio de la ley, que se preocupe por los más necesitados y le brinde la oportunidad a los emprendedores a generar riqueza. Una Colombia que se una a combatir el terrorismo, la desigualdad y la corrupción.

Después del robo a Óscar Iván Zuluaga en las elecciones del 2014, tenemos el próximo año nuevamente la posibilidad de construir una Colombia distinta. Ojalá esas banderas de la recuperación de la Patria de la coalición Uribe-Pastrana las vuelva a asumir el Doctor Zuluaga, un hombre que tiene todos los pergaminos, el reconocimiento nacional, la valentía y liderazgo para sacar al país del mar de zozobra en el que está sumergido.

El 2018 es el año para devolver la esperanza a todos los colombianos o de sucumbir en los intereses perversos de Santos y las Farc. 



Publicado en El  Heraldo de España - Julio 1, 2017