A nadie ha sorprendido el caso de los falsos testigos, hechos que se han vuelto una constante en la Fiscalía General de la Nación. Lo ocurrido con Sigfredo López es un caso de los muchos ya conocidos y revelados, tanto por medios de comunicación como por profesionales del Derecho que con valor denuncian a la Justicia y demandan el espectáculo que es alentado y promovido por la mismísima Fiscalía. Ya no existe sorpresa; los escándalos están al orden del día, las denuncias de los delincuentes buscando rebajas de penas, y el cartel de los testigos falsos hacen parte de nuestro diario vivir. Lo triste de estos episodios es que el pueblo colombiano ya no se escandaliza por estos hechos delictivos y aquellas personas encargadas de hacer justicias operan con lealtades de grupo o como políticos que tanto daño le hacen al país.
Desde las más altas cortes donde algunos magistrados han sido vinculados con narcotraficantes, elegidos gracias al tráfico de influencias; beneficiarios de costosos regalos, viajes y celebraciones, hasta llegar a fiscales que han recibido el apoyo de paramilitares, guerrilleros u otros grupos terroristas. Esta tragicomedia delictuosa es ya una constante; la pregunta es: – ¿Quién investiga a la Fiscalía?
Otra situación similar es la del Coronel Plazas Vega, este caso ha sido uno de los más publicitados por el desfile interminable de contradicciones y testigos falsos. Sin embargo, el Coronel lleva 5 años privado de su libertad, condenado injustamente a 30 años de prisión. Las grotescas irregularidades de su caso fueron denunciados por el mismo Coronel en su libro “Desaparecidos, el negocio del dolor.” La Fiscalía presento tres falsos testigos. Con el beneplácito de la Fiscal Ángela María Buitrago para que condenaran de manera ilegal al Coronel Plazas Vega. Caso nunca antes vistos, veamos los denunciantes:
El primer falso testigo presentado por la fiscalía fue el ex conscripto de la policía Ricardo Gómez Mazuera, quien no estuvo en las operaciones de rescate del Palacio de Justicia, dado que a partir de 1979 no perteneció a ningún organismo del Estado, y el holocausto del Palacio fue seis años después. Gómez Mazuera acudió ante una notaría en compañía del sacerdote Jesuita Javier Giraldo, para presentar una carta donde acusaba a varios militares entre ellos al Coronel Plazas Vega, al día siguiente viajó a Brasil para dirigir desde ese país una ONG y años más tarde viajó a Bruselas. La fiscalía le dio toda veracidad a esa carta aunque Gómez nunca se ratificó de esas denuncias y nunca se presentó a la fiscalía. Con posterioridad la defensa del Coronel Plazas demostró que el ex bachiller policía nunca participó ni estuvo en el lugar de los hechos del rescate al Palacio de Justicia.
El segundo testigo falso fue el Cabo Tirso Sáenz Acero. A el cabo no sólo se le comprobó que no estuvo en los hechos del Palacio de Justicia, sino que quedó claro que tenia un formato pre establecido de denuncia en contra del Coronel Plazas Vega, lleno de mentiras e irregularidades en donde la fiscalía y la juez no tuvieron objeción alguna. El falso testigo no solo fue llevado al juicio del Coronel de manera ilegal sino que sus denuncias llenas de mentiras finalmente fueron rechazadas por la Procuraduría General de la Nación y la defensa del sindicado. La fiscalía confabulada con el juez del caso, fueron artífices de muchísimas irregularidades; hoy no existe una sola investigación sobre esos hechos de falso testimonio
Finalmente, el tercer supuesto testimonio, es el más conocido; el del Cabo Edgar Villarreal, cuyo verdadero nombre es Edgar Villamizar, quien en su declaración irregular firmó con otro apellido o simplemente alguien de la fiscalía en su afán de tener un testigo firmó el documento cometiendo el error en el apellido y el delito falsedad de documento público y de fabricación de testigos. Este caso que es presentado como el testigo estrella contra el Coronel Plazas Vega, existen aún mayores errores y falsedades en la declaración como son, el nombre falso, la firma falsa, la declaración en una diligencia de testimonio no programada, declaración sin la presencia de la defensa del sindicado, un testimonio sin fecha, con errores en los datos personales y sin verificación de la identidad al deponente. Por cualquiera de estas falsedades o “errores,” el testigo no debió ser aceptado por el juez del caso, era evidente la farsa. Sin embargo tuvo todo la aceptación de la prueba por parte de la fiscalía; a pesar de que la misma Procuraduría confirmara las irregularidades y que años después insiste con claridad que hubo una suplantación de testigo, confirmada por el mismo Cabo Edgar Villamizar que aclaró que nunca estuvo en el Palacio de Justicia el día de los hechos y nunca conoció al Coronel Plazas Vega.
Se podrían enunciar miles de casos más donde se repiten los mismos colectivos de abogados y un cartel de testigos falsos que desangran la nación, Es evidente que dentro de la Fiscalía General de la Nación se mueven intereses oscuros que mucho daño le están haciendo a la honra de personas de gran trayectoria en el servicio público. Por ello es necesaria la Reforma a la Justicia de manera urgente; que contenga una restructuración de la Fiscalía, y permita descongestionar los innumerables procesos que mueren en las estanterías. Los colombianos queremos una justicia justa y en derecho donde la verdad sea quien gane. No se puede permitir más falsos testigos y sancionar a aquellos que alientan falsos procesos; debemos exigir que sean revisados, todos esos casos en los cuales se han denunciado falsos testigos que son muchos. Y toma nuevamente vigencia la frase del Libertador Simón Bolívar “La Justicia es la reina de las virtudes republicanas y con ella se sostiene la igualdad y la libertad.” No le tengamos miedo al cambio, ¡reformemos la justicia ya!
Publicado en Revista Posición el 16 de Agosto de 2012