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viernes, 8 de junio de 2012

¿Valores Democráticos en Decadencia?


Colombia siempre ha sido un país orgulloso de su sólida democracia, somos llamados la “democracia más antigua del continente” y siempre se ha mantenido un respeto entre las diferentes ramas del poder. Sin embargo, Colombia hoy está perdiendo los valores fundamentales de la democracia y estamos corriendo el riesgo de llegar a ser un Estado Fallido, manejado por aquellos que no entienden de democracia, no se comprometen con ella y nunca han luchado por mantenerla: los terroristas de las FARC y su élite política cómplice.

Los colombianos nos hemos mantenido activos en cada una de las elecciones durante las últimas décadas, hemos elegido candidatos que se han comprometido por trabajar por el bien del país y otros candidatos que han sido elegidos o por cargar ataúdes o por astutas maniobras en sus campañas. Hoy, después de dos años de las elecciones presidenciales y del Congreso, estamos siendo gobernados por personajes que defendían y prometían continuar una plataforma política que hoy ha sido abandonada, engañando al electorado, a la Patria y a un de los principios fundamentales de la democracia y de la vida; la verdad. Podemos seguir teniendo elecciones como Venezuela, Ecuador y otros países que hablan de democracia pero no que resiste ningún análisis. Si el electorado sigue siendo engañado por sus gobernantes, se irán poco a poco desapareciendo los valores democráticos.  

Adicionalmente, la libertad de prensa está siendo grotescamente manipulada con pautas publicitarias estatales, impidiendo desarrollar su papel fundamental que es decir la verdad y el derecho ineludible de ser bien informados. Hoy los colombianos somos sometidos a una selección minuciosa de noticias donde nos quieren vender una realidad totalmente diferente a la que vivimos. En caso de que se hable de forma crítica al gobierno, éste no duda en mandar “emisarios de buena voluntad” (Caso concreto el periódico El Colombiano) para silenciar las validas y necesarias críticas. Un parecido más a Venezuela y Ecuador, países que sacan pecho hablando de democracia mientras su presidente cierra y demanda a los medios de comunicación que critican su equivocaciones y desafuero. Una prensa libre genera valores democráticos mientras se mantenga la  imparcialidad, prudencia, veracidad y responsabilidad en su información.

La llamada Justicia transicional carece de principios fundamentales y está cohesionada en ser selectiva y en contaminarse de corrupción y maldad creando un problema mayor para Colombia. Para nadie es un secreto que la justicia en Colombia ha cohabitado con el narcotráfico y el terrorismo que la infiltró debilitándola profundamente. Muchos procesos judiciales de personajes públicos se han convertido en una oportunidad para los criminales de  vengarse de quienes han sido sus mayores luchadores de forma democrática. Casos como el de Andrés Felipe Arias, Coronel Plazas Vega, Bernardo Moreno, Luis Carlos Restrepo, General Uscategui y miles de militares están siendo vulnerados por falsos testimonios, venganzas personales o calumnias de aquellos que fueron por ellos combatidos por atentar contra el país. La justicia está al servicio de los delincuentes que encuentran en ella una forma más de combinar todas sus formas de lucha.

Siendo tan incontrovertibles los señalamientos como el deterioro de la libertad de prensa, el transfuguismo político de hacerse elegir con unos planteamientos y gobernar con otros, y un deterioro alarmante de una justicia selectiva; las nuevas generaciones de colombianos debemos entender la importancia de los valores democráticos en nuestra nación. Comprometámonos todos los colombianos a defender las instituciones, respaldando las Fuerzas Militares de Colombia, a participar activamente en la democracia, a buscar y defender la verdad. Es nuestra responsabilidad mantener los valores con respeto, convicción y tolerancia para poder defender desde cualquier lugar los intereses de la Patria. Exijamos a políticos a poner en practica las palabras de Winston Churchill: “Un político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones, no en las próximas elecciones".