Sorprendentes los últimos datos de la encuesta de la firma Gallup Colombia del pasado 15 de Diciembre donde muestra que sólo el 41% de los Colombianos sienten que las cosas en el país van mejorando. El pesimismo de los colombianos crece a pesar de los logros militares como el dar de baja a Alfonso Cano y el gran “boom” económico que vive la nación gracias al incremento en las exportaciones de petróleo y carbón. Pero los datos de la encuesta son preocupantes y muestran una realidad que pocos medios se atreven a analizar en profundidad. Si hay que señalar que las encuestas se realizaron, vía telefónica en las cinco principales ciudades, donde quizás es más fácil guarecerse de la lluvia, al existir más recursos.
El pesimismo de Colombia no puede ser solamente atribuido al Fenómeno de la Niña y las impresionantes inundaciones en que se encuentra el 80% del país. Colombia ha sido una nación donde la solidaridad, la unión y el liderazgo de sus gobernantes enfrentan las calamidades naturales con valor y éxito. Sin embargo, tras la falta de acción por parte del gobierno nacional y el nulo liderazgo del Presidente de la Republica Juan Manuel Santos, Colombia hoy se siente perdida, triste y pesimista.
Si recordamos las inundaciones del año pasado y las promesas del gobierno central donde prometía una reparación eficiente de los cauces de los ríos, la preparación de jarillones seguros, y dragar el río Bogotá desde su cabecera; de haberse realizado estas obras las inundaciones no se hubieran presentado tan devastadoras. Pero los anuncios del presidente de destinar millones de pesos para los damnificados del invierno, y no haberse concretado nada, deja un mal sabor que se refleja en las encuestas, donde el pueblo pierde confianza en la palabra presidencial. La conclusión es que sólo fueron “shows” televisivos y propagandísticos, y ampliamente difundido por el periódico de sus parientes; llenos de populismo, improvisados en grado sumo, antes que verdaderos planes de trabajo para solucionar los problemas que afronta el país.
Colombia requiere un verdadero liderazgo por parte del presidente, más preocupado por su imagen que por la población colombiana. No es sólo prometer es actuar, y actuar con prontitud y eficiencia. Ante esta calamidad se requiere un presidente con botas pantaneras, que busque soluciones en todas las poblaciones de Colombia donde el agua llega hasta los techos, y dialogue con la gente. Necesitamos al líder que viaje por el país y no por los continentes, que se preocupe por los damnificados del invierno y no por su amigo del lado que padece de cáncer.
Con el auge económico que vive el país fruto de la planeación económica y desarrollo petrolero, herencia del anterior gobierno, es inconcebible que sigamos teniendo una infraestructura tan pobre e ineficiente, que bueno que el dinero que se está recaudando por el crecimiento económico sea bien distribuido en obras para el país y no para el crecimiento burocrático de un gobierno que cada día se parece más al de Venezuela.
Solidaridad para todos los Colombianos que hoy tienen el agua al cuello, no perdamos el optimismo para que Colombia salga adelante de estas dificultades, pero no dejemos de exigirle al gobierno que actúe de forma rápida, honesta y efectiva.