El 11 de septiembre sucedió un brusco cambio en la vida de todos nosotros; aquel día del año 2001, el Mundo vio con asombro, temor y angustia como un grupo de extremistas golpeaba el corazón de la potencia mundial, el símbolo del progreso y desarrollo económico. Perplejos quedamos al ver como el país más poderoso del mundo estaba siendo atacado de forma salvaje por enemigos que existían pero estaban muy reprimidos en el panorama global. Con asombro nos dimos cuenta que no era una guerra que iniciaba entre naciones sino un golpe certero y a mansalva de grupos terroristas buscando ese protagonismo perverso y desestabilizador.
Desde ese día, la visión de los líderes y políticos del mundo cambió. Se entendió entonces, que el tema de la seguridad de los ciudadanos era prioritario. Así se inicia con el liderazgo del gobierno de los Estados Unidos, una costosísima guerra contra el terrorismo, se planean audaces operaciones de inteligencia militar en busca de los extremistas que cometieron el más macabro ataque contra la nación norteamericana, donde perdieron la vida miles de inocentes.
El compromiso y el apoyo de recursos e inteligencia americano, se fue expandiendo por muchas naciones, donde el discurso crítico contra grupos terroristas fue creciendo y le cerraban espacios de protagonismo político. En Colombia, tras la elección del presidente Álvaro Uribe Vélez, el rechazo por parte del Estado, militares y la población civil en contra de los grupos de izquierda terrorista como las FARC y ELN y de derecha AUC fue rotundo. A una sola voz, se levantó la nación en contra de estos grupos sanguinarios, terroristas, secuestradores, asesinos y sin ningún tipo de ideal político. Si en otro tiempo se les reconoció algún ideal, desde hace más de veinte años su ambición por el dinero, el control absoluto del narcotráfico y el deseo de tomarse el poder de Colombia por medio de las armas son sus únicos objetivos.
Estados Unidos asumió el liderazgo que tanto lo ha caracterizado, y sacrificando muchos de sus ingresos en turismo y bienestar para con sus ciudadanos -sacrificando inversiones mundiales, y recortando presupuestos-, inició una cruzada por todos los rincones del mundo para contrarrestar, debilitar y combatir el terrorismo macabro que amenazaba el desarrollo de todas las naciones democráticas del mundo.
A pesar de esa iniciativa norteamericana y siendo apoyada por muchos Estados y por organizaciones como la ONU, se inició una contraofensiva para parar los ataques que se planeaban en Europa y los Estados Unidos principalmente. De no haberse alertado a la humanidad sobre este plan desestabilizador las consecuencias hubiesen sido aterradoras. Fueron muchos los ataques que lograron las fuerzas del orden abortar. Pero, los terroristas continuaron con sus planes de desestabilizar al mundo entero y ejecutaron ataques en diferentes lugares como Inglaterra, España, India, Turquía y otros países. Pero gracias a las medidas implementadas y exigidas por los Estados Unidos, el mundo empezó a asegurar de que estos extremistas tuvieran menos espacios para avanzar en su sangrienta guerra en contra de inocentes ciudadanos.
Hoy gracias a Estados Unidos el planeta es más seguro, las molestosas requisas en los aeropuertos internacionales, el seguimiento de personas por parte de la inteligencia norteamericana, la cooperación entre naciones, y la identificación definida del problema al nombrar por su nombre a los extremistas como terroristas, han podido generar un mundo más seguro.
Guerras costosas, endeudamiento mayor, recorte a presupuestos de educación y salud, sacrificios al turismo y gasto político internacional le ha tocado pagar a los Estados Unidos para no volver a ser vulnerable a ataques de ese tipo, pero debemos ser nosotros los ciudadanos los mayores agradecidos con esa nación tan criticada por su poder, pero tan admirada por su solidaridad y liderazgo mundial.
Colombia con el respaldo de los Estados Unidos ha podido luchar contra los terroristas internos que durante más de 40 años tanto daño le han hecho a la patria. Es claro que en la región donde está sembrada la sombra macabra del terrorismo existan reductos de expansionistas y gobiernos proclives al terrorismo. Eso es de esperarse en un libre juego democrático. Ahora en vísperas del décimo aniversario de los ataques del 11 de septiembre los Colombianos debemos ser solidarios con los Estados Unidos de América, la nación amiga que nos ha ayudado a buscar nuestra anhelada paz. Eso sólo lo hacen los verdaderos amigos, no nos equivoquemos!
Hola, quiero comentar una frase porque me parece que el combate contra el terrorismo será imposible mientras se lo legitime con ideas rutinarias tras las cuales está el reconocimiento a aquello que está en el origen de esos grupos:
ResponderEliminarA una sola voz, se levantó la nación en contra de estos grupos sanguinarios, terroristas, secuestradores, asesinos y sin ningún tipo de ideal político. Si en otro tiempo se les reconoció algún ideal, desde hace más de veinte años su ambición por el dinero, el control absoluto del narcotráfico y el deseo de tomarse el poder de Colombia por medio de las armas son sus únicos objetivos.
¿Cómo que sin ningún tipo de ideal político? Las FARC son el Partido Comunista, ni ellos ni el PCC lo ocultan ni lo niegan. Las FARC cometen los crímenes que cometen porque aspiran a tomar el poder e instaurar un régimen de partido único como los de Corea del Norte o Cuba. Ojalá fueran bandidos, se habrían retirado en tiempos del Caguán y habrían salido libres, impunes, ricos y reconocidos.
Pero ¿por qué todos los colombianos suscriben una IDIOTEZ semejante? La razón es muy sencilla: detrás está la tradición del delito político (la licencia para matar de los encomenderos o dueños de ganado humano). Al señor criollo de familia de próceres se le reconoce un concepto de país en la cabeza ("le cabe el país") y una noción de estructura política que para esa tradición de servilismo y dominación es digna de reconocimiento. El indio o el negro sólo tomarían las armas para robar y violar mujeres. Los "bandoleros", "chusmeros", "bandidos" son de estrato uno o dos y no merecen que se les vea ningún ideal.
¿Qué clase de personaje es Alfonso Cano? Es un antropólogo de la Universidad Nacional y un conocedor de las teorías marxistas que pretende imponer su noción. Es un líder revolucionario inspirado en cientos de líderes del comunismo y en absoluto alguien que pretenda obtener riquezas a causa de su lucha. En ese orden, que es el verdadero crimen y que aceptan casi todos los colombianos, las atrocidades que ordena son legítimas porque tienen una motivación altruista (lo cual es cierto, cree que una dictadura comunista redimiría al mundo).
En un país plenamente humanizado las FARC en cuanto ejecutoras de un ideal político serían perseguibles por los crímenes "comunes" que cometen y ADEMÁS por el crimen mayor, que es el de pretender destruir la democracia. No es que no tengan ningún ideal político (mentecatez clasista que convertiría a Bin Laden en un luchador legítimo) sino que ese ideal es el mayor de todos sus crímenes.
Escribiendo con el deseo.
ResponderEliminarComo propuesta de reflexión, en torno a los cimientos de las relaciones sociales y políticas, en los cuales, de una u otra manera se ha legitimado el accionar de los "vivos" o avivatos, por encima de la buena fe e incluso de los imperativos legales, me atrevo a controvertir la tesis que las FARC, EP y el ELN, sean absueltos de sus crímenes y fechorías por el prurito de ser Comunistas Marxistas.
Señor JAIME RUIZ, los seres humanos, por no pensar, quedamos atrapados en las telarañas de creencias infundadas y temerosos de los mitos que creamos. Debemos denunciar todas aquellas actitudes que nacen una supuesta viveza, o tergiversaciones de aquellos que se jactan de sus malas conductas.
Porque sembrar minas antipersonales, en campos y senderos veredales, causándoles daño a campesinos y pequeños estudiantes; lanzar carro bombas contra la sociedad civil, reclutar menores de edad, violar menores de edad en los campos de concentración, secuestrar soldados, matar los diputados del valle. Y no terminaría en diez páginas de nombrar hechos terroristas, que son claramente tipificados con acciones en contra de los Derechos Humanos y el Derechos Fundamentales Humanitarios. Estas son normas que rigen a todas las sociedades civilizadas del planeta.
Y podrían considerarse aquí también otras acciones que trascienden el ámbito social y entran en las esferas del poder como los hechos de corrupción e incluso situaciones que reflejan esa pérdida del sentido moral de la guerrilla cuando, es claro que sus fuentes de financiación son la droga, el secuestro extorsivo y la amenaza permanente. Situaciones estas que son rechazadas por el mundo entero, aun por las sociedades tradicionalmente Comunistas. En China por ejemplo el secuestro es condenado con la pena de muerte.
Las FARC y el ELN ha hecho de la astucia dolosa su forma de vida y a quienes pretenden ignorar que el respeto a la Ley impone, ante todo, obligaciones sociales y morales. En su escrito "Supone que los buenos son tontos y que los malvados son inteligentes, y yo creo que no. Yo creo que, de hecho, se da lo contrario. Yo identifico más bien a la maldad con la estupidez y a la bondad con la inteligencia", decía Borges. Desafortunadamente, en la mayoría de los casos, un comportamiento negativo es avalado por un buen número de personas, por una irracional exaltación de la "viveza".
Somos conscientes de que si queremos lograr un verdadero cambio en la sociedad son muchas las voces que se deben sumar a este propósito, en los muy diversos sectores de la sociedad, cuya dignidad se ve tan duramente golpeada por la pérdida de valores y la tan estúpida como generalizada exaltación de los antivalores. Hablar de delitos políticos es un sofisma y un disfraz de los grupos armados e idiotas útiles. El servilismo es una acotación del siglo XIX, en esta época de adelantos en comunicaciones de los Computadores y USB, como los de Raúl Reyes y Mono Jojoy por ejemplo. No deja de ser mas que un concepto retrogrado y atrasado, por decir lo menos.
Ni con presencias en los grupos terroristas como ALFONSO CANO o el jesuita, JAVIER GIRALDO, avalan a un grupo que piensa y actúa como TERRORISTA. Que mal hace quedar usted a Marx, que tuvo su tiempo en el tiempo. Matar, secuestrar, asesinar, despojar a los campesinos de sus tierras, atacar con cilindros de gas, minas antipersonales, son atrocidades terroristas. Porque es terrorista quien hace acciones terroristas!
Señala usted, que a las FARC no les interesa el dinero, que los motiva unos ideales altruistas. Con mucha pena tengo que afirmar que no es exacto, si a Cano no le está llegando los dineros de los secuestrados, es porque le hacen “conejo”, Porque Raúl Reyes si disponía de fondos para apoyar la candidatura política de Rafael Correa en Ecuador. Dicho lo anterior, es ingenuo pensar que son unos idealistas que luchan contra una dictadura; que no es cierto, y con su perdón, es ESCRIBIR CON EL DESEO.